domingo, 28 de julio de 2013

Actúo mis pesadillas: Trastorno de conducta del sueño REM

El período que llamamos sueño está interrumpido recurrentemente por breves momentos de vigilia, durante los cuales, nos reacomodamos y cambiamos de posición. En algunas personas, ello puede ocurrir pocas veces, en otras, muchas veces, resultando un sueño muy inquieto. A pesar de ello, al despertar se puede tener una sensación placentera de recuperación, de haber dormido bien.
No siempre ocurre así, este esTrastorno de conducta del sueño REM el caso de los trastornos de movimiento durante el sueño, como el que hoy nos ocupa: El trastorno de conducta del sueño REM.
La ensoñación, esa que conocemos con imágenes vívidas y disparatadas, cargadas de emoción, ocurre en una etapa del sueño que acostumbro a llamar sueño de la ensoñación para referirme coloquialmente a la fase de “sueño REM” o REM Sleep en inglés. Esta abreviación surge de “Rapid Eye Movement” o “Movimiento Rápido de los Ojos” puesto que durante este período se observa de manera característica a los globos oculares danzando activamente bajo los párpados.  Basta observar los ojos de un niño pequeño durmiendo para identificar fácilmente este estado. De hecho, fue esa mirada aguda la que condujo a Nathaniel Kleitman a describir a esta etapa del sueño en 1953.
El sueño REM es un estado de gran actividad cerebral, con áreas de elevado flujo sanguíneo y alto consumo de oxígeno. A pesar de ello, en la musculatura corporal se registra gran flacidez. Esta relajación profunda de la musculatura voluntaria se genera en el tallo cerebral, desde donde algunos centros neuronales envían impulsos que inhiben activamente a las neuronas motoras localizadas en la médula espinal. En términos coloquiales, “a través de unos cables directos, el cerebro paraliza la musculatura”. Esta parálisis fisiológica impide actuar los ensueños.
Sin embargo, existen gaticos que durmiendo profundamente, en sueño REM, se paran, caminan y ejecutan conductas complejas que parecen tener propósito. Estos animales han sido producidos experimentalmente en los laboratorios de investigación, por medio de la lesión de estos centros neurales del tallo. Es sorprendente observar que actúan como si estuvieran despiertos; lo que pueden apreciar muy bien en uno de los videos que recomiendo al final1.
Algunas personas también actúan sus ensueños. En ellas, la mencionada parálisis durante el sueño REM no se produce o se da en forma incompleta, lo cual es el caso de la somniloquia –o hablar dormido.  Hay conductas más aparatosas y peligrosas, con gran agitación motora en las que el durmiente puede resultar lesionado o incluso agredir al compañero de lecho. Este es un trastorno del dormir conocido como Trastorno de Conducta del Sueño REM2. Su causa, una lesión del tallo cerebral que por lo general es de naturaleza degenerativa, pero también puede ser de  tipo tumoral. En buen número de casos, no se identifica el origen y se denominan "idiopáticos".
Los estudios que han seguido la evolución de las personas con la afección durante más de una década, han identificado que la mitad de ellas desarrollan dentro de los siguientes 12 años enfermedades neurodegenerativas marcadas por el metabolismo anormal de una proteína conocida como sinucleína, por lo que se las categoriza con el nombre de sinucleopatías.  En ellas se incluyen la Enfermedad de Parkinson, la Demencia a Cuerpos de Lewy y la Atrofia de Múltiples Sistemas. Esta gran ventana de tiempo entre la primera manifestación del trastorno y la aparición clínica de estas enfermedades permitiría intervenir para hacer neuroprotección, y prevenir su aparición. Por los momentos, lo único que tenemos a la mano, de manera general, es la actividad física aeróbica regular.
Esta enfermedad del sueño se diagnostica en el laboratorio de Polisomnografía Clínica, en el que se registra la actividad eléctrica cerebral y se graba la conducta durante el sueño de la persona. Requiere ser tratada con neurofármacos que modifican los neurotransmisores cerebrales involucrados en el trastorno, lo que conduce a mejorar rotundamente la calidad del sueño del sujeto y su compañero de lecho.